Suele ser muy habitual esta modalidad de préstamo a través de tarjetas de crédito.
En un préstamo revolving la entidad financiera pone a disposición del cliente, durante un determinado tiempo, un límite máximo de dinero del cual puede disponer libremente a través de disposiciones e ingresos.
Se utiliza para préstamo al consumo (viajes, matrículas de cursos, gastos extraordinarios…) de importes reducidos entre los 1.500 y los 8.000 euros, donde el cliente fija una cuota mensual de pago durante el tiempo establecido para la devolución del principal. Mensualmente, por la cantidad pendiente de devolución en el periodo anterior, se aplican unos intereses que oscilan entre el 2,00% y el 3,00% con una TAE entre el 24% y el 36%
No hay costes asociados a la operación como notarios o registros, cosa que si ocurre en los préstamo e hipotecas, aunque si suele cobrarse una comisión de apertura cercana al 4% del importe disponible.
Entre las ventajas destacan la elección por parte del cliente de la cuota a devolver mensualmente, así como que podemos volver a disponer de fondos conforme vamos pagando el principal sin superar obviamente el límite prefijado anteriormente.
Entre los inconvenientes está sin duda su alto coste.
Así por ejemplo si hemos decidido pagar 100 euros de cuota mensual y en ese periodo los intereses suponen 60 euros (porcentaje de intereses pactado multiplicado por el capital pendiente al final del periodo anterior), la diferencia, es decir 40 euros, será lo que restemos de nuestra deuda actual.